Lo malo fue que en el sector donde vivo fue catastrófico. Como vivo casi “raspando del cerro”, se junta más nieve que en el centro, por ejemplo, y como también la entrada a la villa está formada por pasajes, no les llega mucho sol, así que nunca se derritió la nieve. Y fue trágico por que el auto de Iván quedó atrapado en medio de la calle. Esto fue el martes pasado. Íbamos a ir al santo de mi vieja y tuvimos la genial idea de ir en auto. La calle tenía nieve, pero nunca tanto. Pero estaba semi derretida en algunas partes y con hielo en otras. Retrocedimos el auto para sacarlo del jardín y ahí quedamos pegados. Fue todo un show para poder enderezarlo y que quedara apuntando en dirección a la calle. Para más remate en donde lo enderezamos, le pasamos a ocupar la entrada vehicular del vecino. Para atrás el auto ya no andaba porque chocaba con un tremendo planchón de hielo. No nos quedó otra que adelantarlo como pudimos para sacarlo de ahí. Esto implicó tener que sacar a patadas la nieve endurecida que teníamos por delante. A patadas porque no teníamos pala en ese momento. Y de ahí, al correrlo el auto fue a parar finalmente, casi al eje de la calzada, porque hacia la solera había un montículo de nieve que nos impidió poder dejarlo más cerca. De verdad que quedó la escoba en la calle con todo esto. El auto estuvo así hasta el viernes. Recién ese día pudimos moverlo, y de paso, movilizarnos. Ahí nos dimos cuenta de la importancia del auto sobre todo cuando hay mal tiempo, porque virtualmente, quedamos aislados de todo. No pudimos ir al gym en toda la sema, tampoco pudimos ir al supermercado, ni ir donde mi vieja por ejemplo. Y es que a medida pasó el tiempo, las calles quedaron todas inundadas con el deshielo y el derretimiento de la nieve. Imposible poder caminar si terminar con los pies mojados… al trabajo me tuve que ir todos los días en taxi para evitar este problema.
Ahora ya el tiempo está un poco mejor, aunque está pronosticado que nieve de nuevo el fin de semana. Otra vez NO!... Odio la nieve.