Como ya se me hizo costumbre, este blog lo actualizo con desfase de una semana. No hay caso, no encuentro el momento para escribir. Pero en fin, el punto es que estuve de vacaciones y volví precisamente la semana pasada, y como ando bien viajero, las maletas se fueron esta vez a Panamá.
La idea fue más mía que de Iván, ya que tengo dos colegas que tuvieron hace ya algunos años, una estadía relámpago de 3 días allá cada uno y me decían que era muy bonito, con muy buen clima y muy barato (lo que es comida, no lo encontré tan barato).
Arrendamos un departamento pequeño ubicado en una zona denominada El Cangrejo. El departamento costó barato, algo así como un poco más de 50 dólares diarios, y el sector donde está ubicado muy bueno, tranquilo y con comercio cerca (minimarkets, restoranes y pubs).
A modo de consejo para los visitantes que no conocen la ciudad de Panamá, les recomiendo que tomen un city tour como primera actividad. Nosotros lo tomamos como al cuarto día en que llegamos, y la verdad es que los otros tres primeros fueron una pérdida de tiempo. No hay mucha información en internet como para saber a dónde dirigirse (las direcciones no tienen número, solo referencias del tipo “en frente del Mc Donalds” o “al lado del edificio X”. Además que hay lugares que no es recomendable llegar por cuenta propia, como es el caso del sector de Panamá Antigua, ya que alrededor es peligroso. Con el City tour se te aclara toda la película de cómo llegar a y dónde no meterte. Pero en general la ciudad es muy segura. Recorrimos harto caminando y de noche y sin ningún percance (esto justamente buscando las discos a propósito de que no teníamos la numeración).
Aprovecharé a hablar de las discos: hay tres: Lips, GLB y Icon. Son ahí no más. Muuuuucho reggaetón (era de esperarse en todo caso) y algo parecido al ballenato, donde la mayoría de los intérpretes eran desafinadísimos. De Madonna, ni rastros. Eso sí, Rihana triunfa en las pistas (se agradece). La lips está ubicada a la vuelta de la cuadra donde quedaba nuestro departamento, así de cerca, pero aunque no lo crean nos costó un mundo encontrarla porque al no tener la numeración, las referencias tampoco eran del todo claras (en frente de la Universidad, detrás de la Universidad, detrás del autolavado, junto con el café no se cuanto). Las otras dos igual quedaban muy cerca de donde estábamos, mas menos a unos 10-15 min caminando. Ahh, y con todo respeto, pero que manera de haber primas pero locas, locas. En una se encontraron dos que parecen que eran rivales. Fue algo así como que se retaron a un duelo de baile; cuál de las dos le hacía más expresión corporal en sus movimientos.
Volvamos al tema de la información, porque justamente con respecto a las playas tuvimos problemas. Resulta que en la ciudad de Panamá no hay playa. Hay costa pero no hay playa. Lo que hay es como si hubiera pasado un tsunami por ahí, un lodazal muy feo. Para ir a la playa derechamente tienes que ir a otra localidad. Las más cercanas están a una hora de viaje en bus. Llegamos a la localidad de Coronado. El primer problema: la playa no queda así no más que te bajas del bus y ya está, sino que tienes que ir movilizado desde aquí hasta la costa (alrededor de 2 km). Tomamos un taxi y aquí el segundo problema: la playa es privada y hay que entrar con un permiso. Por suerte el taxista nos dijo que no podía llevar a otra playa cercana. Se metió por un poblado bastante rural hasta que llegó a la playa. Aquí un tercer problema: estando aquí no hay forma de tomar un taxi de vuelta que te lleve a la ruta para tomar el bus de regreso. Son mas menos 2 km. Eso sí, la playa muy bonita, con arena volcánica eso sí y ultra caliente. Unas cuantas personas alrededor y un “local” donde se podían comprar bebidas y cerveza. Aquí supe que para volver había que caminar no sé cuantos cientos de metros para tomar un bus rural que lleva a la carretera. Por suerte cuando nos fuimos y empezamos a caminar, apareció un taxi que dejaba a un pasajero por ahí cerca y en ese nos pudimos volver. En resumen, el tema de las playas es muy poco amigable para los turistas.
Otra anécdota por decirlo así fue cuando fuimos a la provincia de Colon. Aquí está la Zona Libre que por lo que me decían era baratísimo. Colon está también a una hora de la Ciudad de Panamá. Cuando llegamos quedamos en shock. Qué ciudad más fea y pobre. Impactante. Me sentí protagonista de un documental de la National Geographic. Es antiquísima, deteriorada a no dar más. Mas encima, cuando le pregunté al chofer del bus dónde queda la Zona Libre me dijo “está hacia allá, como a cinco cuadras, pero le recomiendo que se vaya en taxi porque por aquí es muy peligroso”. De miedo. Otro dato: los viernes la Zona Libre cierra a las 16:30 los viernes. De esto nos enteramos allá… dije que viajamos un viernes y llegamos a la 15:30? Por el poco tiempo del que disponíamos, recorrimos una parte solamente (es grande, con muchos locales) así que no alcanzamos a vitrinear mucho y terminamos haciendo algunas compras a la rápida. Es barato, pero nunca tanto. Es que acá en Punta Arenas tenemos Zona Franca, así que tanta diferencia no había. No nos dio ánimos para volver otro día.
Cuando ya nos quedaban pocos días, nos enteramos que en la ciudad puedes hacer uso de los bares y piscinas (cobran pero poco) de los hoteles. Conocimos el bar de la terraza del hotel de Donald Trump (el que dice “estás despedido”). Espectacular todo, el edificio, la vista… y el mojito que me tomé. Me dieron un mojito kiwi por equivocación. Lo iba a devolver porque el kiwi no me gusta, pero el barman me dijo, pruébelo, si no le gusta se lo cambio, a lo que accedí totalmente desconfiado y “oh, maravilla”, totalmente exquisito y para nada fuerte.
Donde también tomé unos mojitos buenísimos fue en un pub que se llama la Rana Dorada. Este local quedaba cerca del departamento y se convirtió en nuestra segunda casa. De estilo irlandés, tenía una decoración preciosa. Tienen una carta de “picoteos” muy rica y por lo menos, los mojitos, muy ricos y refrescantes.
Otra cosa que nos gustó mucho de la ciudad fue el Causeway de Amador. Son tres islas unidas por un corredor, en el que se puede andar en bicicleta o patines. Hay locales allí mismo que arriendan desde patines hasta motos y baratísimo. Por lo menos la bicicleta creo que costó como 3 dólares la hora. De verdad que es muy bonito aquí. Además hay una piscina a la cual se puede acceder pagando una entrada de 2,5 dólares.
Creo que de todo lo que vivimos, el punto más desfavorable es el de las playas. De verdad que es muy complicado. Pero del resto de la ciudad quedamos bastante satisfechos. Es para repetir el viaje en un par de años. Aún hay edificios en construcción (sí, más rascacielos) y dentro de unos dos van a contar con servicio de metro, esto último de verdad un gran aporte. Así que a esperar por ahora.
La idea fue más mía que de Iván, ya que tengo dos colegas que tuvieron hace ya algunos años, una estadía relámpago de 3 días allá cada uno y me decían que era muy bonito, con muy buen clima y muy barato (lo que es comida, no lo encontré tan barato).
Arrendamos un departamento pequeño ubicado en una zona denominada El Cangrejo. El departamento costó barato, algo así como un poco más de 50 dólares diarios, y el sector donde está ubicado muy bueno, tranquilo y con comercio cerca (minimarkets, restoranes y pubs).
A modo de consejo para los visitantes que no conocen la ciudad de Panamá, les recomiendo que tomen un city tour como primera actividad. Nosotros lo tomamos como al cuarto día en que llegamos, y la verdad es que los otros tres primeros fueron una pérdida de tiempo. No hay mucha información en internet como para saber a dónde dirigirse (las direcciones no tienen número, solo referencias del tipo “en frente del Mc Donalds” o “al lado del edificio X”. Además que hay lugares que no es recomendable llegar por cuenta propia, como es el caso del sector de Panamá Antigua, ya que alrededor es peligroso. Con el City tour se te aclara toda la película de cómo llegar a y dónde no meterte. Pero en general la ciudad es muy segura. Recorrimos harto caminando y de noche y sin ningún percance (esto justamente buscando las discos a propósito de que no teníamos la numeración).
Aprovecharé a hablar de las discos: hay tres: Lips, GLB y Icon. Son ahí no más. Muuuuucho reggaetón (era de esperarse en todo caso) y algo parecido al ballenato, donde la mayoría de los intérpretes eran desafinadísimos. De Madonna, ni rastros. Eso sí, Rihana triunfa en las pistas (se agradece). La lips está ubicada a la vuelta de la cuadra donde quedaba nuestro departamento, así de cerca, pero aunque no lo crean nos costó un mundo encontrarla porque al no tener la numeración, las referencias tampoco eran del todo claras (en frente de la Universidad, detrás de la Universidad, detrás del autolavado, junto con el café no se cuanto). Las otras dos igual quedaban muy cerca de donde estábamos, mas menos a unos 10-15 min caminando. Ahh, y con todo respeto, pero que manera de haber primas pero locas, locas. En una se encontraron dos que parecen que eran rivales. Fue algo así como que se retaron a un duelo de baile; cuál de las dos le hacía más expresión corporal en sus movimientos.
Volvamos al tema de la información, porque justamente con respecto a las playas tuvimos problemas. Resulta que en la ciudad de Panamá no hay playa. Hay costa pero no hay playa. Lo que hay es como si hubiera pasado un tsunami por ahí, un lodazal muy feo. Para ir a la playa derechamente tienes que ir a otra localidad. Las más cercanas están a una hora de viaje en bus. Llegamos a la localidad de Coronado. El primer problema: la playa no queda así no más que te bajas del bus y ya está, sino que tienes que ir movilizado desde aquí hasta la costa (alrededor de 2 km). Tomamos un taxi y aquí el segundo problema: la playa es privada y hay que entrar con un permiso. Por suerte el taxista nos dijo que no podía llevar a otra playa cercana. Se metió por un poblado bastante rural hasta que llegó a la playa. Aquí un tercer problema: estando aquí no hay forma de tomar un taxi de vuelta que te lleve a la ruta para tomar el bus de regreso. Son mas menos 2 km. Eso sí, la playa muy bonita, con arena volcánica eso sí y ultra caliente. Unas cuantas personas alrededor y un “local” donde se podían comprar bebidas y cerveza. Aquí supe que para volver había que caminar no sé cuantos cientos de metros para tomar un bus rural que lleva a la carretera. Por suerte cuando nos fuimos y empezamos a caminar, apareció un taxi que dejaba a un pasajero por ahí cerca y en ese nos pudimos volver. En resumen, el tema de las playas es muy poco amigable para los turistas.
Otra anécdota por decirlo así fue cuando fuimos a la provincia de Colon. Aquí está la Zona Libre que por lo que me decían era baratísimo. Colon está también a una hora de la Ciudad de Panamá. Cuando llegamos quedamos en shock. Qué ciudad más fea y pobre. Impactante. Me sentí protagonista de un documental de la National Geographic. Es antiquísima, deteriorada a no dar más. Mas encima, cuando le pregunté al chofer del bus dónde queda la Zona Libre me dijo “está hacia allá, como a cinco cuadras, pero le recomiendo que se vaya en taxi porque por aquí es muy peligroso”. De miedo. Otro dato: los viernes la Zona Libre cierra a las 16:30 los viernes. De esto nos enteramos allá… dije que viajamos un viernes y llegamos a la 15:30? Por el poco tiempo del que disponíamos, recorrimos una parte solamente (es grande, con muchos locales) así que no alcanzamos a vitrinear mucho y terminamos haciendo algunas compras a la rápida. Es barato, pero nunca tanto. Es que acá en Punta Arenas tenemos Zona Franca, así que tanta diferencia no había. No nos dio ánimos para volver otro día.
Cuando ya nos quedaban pocos días, nos enteramos que en la ciudad puedes hacer uso de los bares y piscinas (cobran pero poco) de los hoteles. Conocimos el bar de la terraza del hotel de Donald Trump (el que dice “estás despedido”). Espectacular todo, el edificio, la vista… y el mojito que me tomé. Me dieron un mojito kiwi por equivocación. Lo iba a devolver porque el kiwi no me gusta, pero el barman me dijo, pruébelo, si no le gusta se lo cambio, a lo que accedí totalmente desconfiado y “oh, maravilla”, totalmente exquisito y para nada fuerte.
Donde también tomé unos mojitos buenísimos fue en un pub que se llama la Rana Dorada. Este local quedaba cerca del departamento y se convirtió en nuestra segunda casa. De estilo irlandés, tenía una decoración preciosa. Tienen una carta de “picoteos” muy rica y por lo menos, los mojitos, muy ricos y refrescantes.
Otra cosa que nos gustó mucho de la ciudad fue el Causeway de Amador. Son tres islas unidas por un corredor, en el que se puede andar en bicicleta o patines. Hay locales allí mismo que arriendan desde patines hasta motos y baratísimo. Por lo menos la bicicleta creo que costó como 3 dólares la hora. De verdad que es muy bonito aquí. Además hay una piscina a la cual se puede acceder pagando una entrada de 2,5 dólares.
Creo que de todo lo que vivimos, el punto más desfavorable es el de las playas. De verdad que es muy complicado. Pero del resto de la ciudad quedamos bastante satisfechos. Es para repetir el viaje en un par de años. Aún hay edificios en construcción (sí, más rascacielos) y dentro de unos dos van a contar con servicio de metro, esto último de verdad un gran aporte. Así que a esperar por ahora.