jueves, septiembre 23, 2010

Celebrando el Bicentenario en Santiago II

No alcanzamos a ir a ninguna fonda. Hicimos el intento de ir primero al parque O'Higgins, pero estaba llenísimo de gente. Eso explica por qué todas las calles estaban vacías, si toda la gente estaba allí. Y estaba tan lleno que caminamos un montón adentro y jamás encontramos las fondas. Nos aburrimos y nos fuimos.
Se nos ocurrió ir donde los Huchacas. A mí en lo personal me tincaba harto, me daba la impresión que sería muy pintoresco y chistoso. Pero igual nos fue mal porque habrían solo en la noche y además, tenían un cartel que decía que ya no quedaban mesas "ni sillas". Pero en compensación, fuimos a la mítica Piojera... my God. Jajaja. Fue toda una experiencia. Había de todo tipo de gente, huachacas, turistas, jóvenes, estudiantes. Hasta andaba un matrimonio de viejitos ahí. Y obvio que tomamos el terremoto (vino pipeño con helado de piña y ron o fernet). Iván pidió uno solo porque a mí el vino me cae re mal, y más con esta media mezcla, era seguro que me iba por el inodoro después. Pero igual probé un poco y sí, era fuerte. A eso hay que sumarle que es el tremendo vaso el que venden. Con uno solo, Iván quedó medio contento.
También alcanzó el tiempo para ir al cine y para ver el show de las lucen en la Moneda. Y como en otras oportunidades, nos rajamos caminando, mucho, mucho.
Y al regreso, una premonición cumplida. Tenía el presentimiento, como una visión, y al final se cumplió: me encontré en el aeropuerto con mi jefe. Viajaba en el mismo vuelo mio. Fue de pesadilla.
Ah, y el avión de regreso parecía el avión de las locas, porque que manera de haber conocidos (y no tantos igual) de la misma isapre. Demás que quedó yetado a LAN.

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