Cuando ya estaba por venirme a vivir en mi casa, estuve pensando que me sería un poco difícil el escribir en el blog más seguido, precisamente por no tener el tiempo (y el espacio) suficiente para ello. Es que con Iván ahí encima es medio difícil poder hacerlo. Él sabe de la existencia de mi blog. Una vez, a principios del año pasado, lo encontró por accidente, ya que no se alcanzó a borrar el historial de mi notebook (más copuchento porque igual me vio mi correo y se dio cuenta de mis compras de discos en Santiago). Fue más menos chistoso porque en un principio no supo que era mío, pero le llamó la atención que a la persona que escribía le pasaban las mismas cosas que a mí. Jajaja. Después se cayó en cuenta que era yo quien escribía. Lo bueno fue que lo alcanzó a leer una sola vez, porque luego se le olvidó el nombre de la página. Hoy en día cree que el nombre tiene algo que ver con los sueños (no sé de dónde sacó esa idea), así que por más que busca, nunca lo encuentra. Y bueno, siempre me está pidiendo que le diga cómo se llama, a lo que yo le digo que no, hasta que no vea un cambio en su actitud. Sucede que me molesta, me dice que me creo escritor, que soy famoso y cosas por el estilo. Incluso, a veces me dice que me cero Gabriela Mistral, jaja. Así que cero posibilidad de mostrárselo por ahora. Y bueno, ya lo tengo amenazado que cuando esté escribiendo, no me moleste y me de mi tiempo para hacerlo.
Poniéndome al día, ya estoy completamente instalado en mi casa. Bueno no fue mucho lo que tuve que hacer acá, ya que como saben esta casa ya la tengo hace harto tiempo habilitada y con Iván viviendo en ella. El show más que nada fue el qué hacer con las cosas que me traje de la casa de la Isla, ya que acá en mi casa no tengo espacio para guardarlas. Solo me traje mi sofá, una alfombra repeluda que tengo (es tan rica para tirarse encima de ella), y obviamente, mi tornamesa con mi equipo de música. El resto de las cosas tuve que dejarlas en casa de mi vieja. Ni se imaginan el despelote que se armó allá. Ahí estoy vendiendo todas estas cosas que ahora me sobran. Eso sí, las cosas de mi gimnasio los dejé guardados hasta que en un futuro, pueda hacer una ampliación de mi casa y ahí instalarlos. Ni loco los vendos.
He alcanzado a hacer hartas cosas durante esta semana; el viernes tuve que pagar el piso con la gente de mi trabajo, cosa que estaba debiendo desde el año pasado, así que tuve que invitarlos a todos a tomar té con dulces a una cafetería. El domingo tuve el cumpleaños de mi abuela con su súper-mega once, y hoy el cumpleaños de mi viejo (bastante más modesto). Ayer invité a la Katthy a mi casa a tomar once igual y a escuchar música. Hace UN AÑO que no la veía. Ahí tuve que enseñarle música nueva, porque está más atrasada en materia musical, aún pegada con Pearl Jam. ¿Qué más? Ah!, fui a ver Harry Potter el sábado. Definitivamente, cada vez es menos para niños.
Aproveché a sacar hora para el oftalmólogo porque tengo pensado operarme vista, o por último colocarme lentes de contacto, porque mis lentes ya me tienen chato. Y también saqué hora para el otorrino, ya que se me ha presentado un problemilla que se ha vuelto crítico ahora último, y es que estoy roncando demasiado en las noches. Tanto, que Iván está durmiendo en la habitación de visitas porque no lo dejo dormir. A ver qué me dice, porque según yo, tal vez se deba a que estoy saliendo de un resfrío muy fuerte que me contraje. Resulta que averiguando las causas del ronquido, descubrí que se puede deber a tener las amígdalas más grandes de lo normal, en otras palabras una mal formación, y resulta que las mías son extremadamente largas. De verdad! Tanto que cuando se me inflaman (y fue el caso con este resfrío) se me alarga aun mas, llegándome a la garganta, y con el problema que me las estoy tragando constantemente. Jajajaja. Pero es cierto. Es sumamente molesto porque es como que anduviera con un “pollo” atravesado todo el momento. Así que me imagino que esta puede ser la causa de mi ronquido. Aunque igual tengo la esperanza que me diga que tengo el tabique desviado de mi nariz y que tengo que operármela, así de paso me la enchulo un poco, jajaja.
5 comentarios:
Qué cosas, pues si es un lio cuando uno se cambia de casa, luego terminas tirando muchas cosas.
De los ronquidos fíjate que yo también ronco mucho, pero encontré que cuando acomodo una almohada de tal manera que quedo con la cabeza hacia atrás (me imagino que se despejan las vías respiratorias) ya no ronco, cuando menos mi flaco ya no me da codazos por qué no lo dejo dormir jeje.
Yo me operé la vista en agosto (aunque el año que viene tengo que hacerme una segunda operación porque tenía muchas dioptrías y no me las podían quitar todas a la vez) y estoy muy contento, te lo recomiendo.
Besos.
Te contesto por aquí para que lo leas vale? No me preguntes por qué pero te hacía unos 27-28 ¿qué edad tienes si no es mucho preguntar?, yo es que estoy a mitad de camino de los grupitos que digo (tengo 25 años).
Besos.
Mero: por lo general ronco solo cuando duermo con la cabeza boca arriba. Pero ahora me pasó que de la forma en que me ponga, igual no más ronco. Una lata, porque hasta yo mismo me despierto con mis ronquidos.
Christian: Si, igual quiero operarme a de lugar. Lo único malo es que debo programarme bien, porque la operación la haría en Santiago. Una, porque me da mayor seguridad, y la otra, es que es más barato allá. En Punta Arenas las cosas son un poco mas caras.
Sobre mi edad... bueno el 9 de diciembre cumplo mis 33,heeeeee. Se viene la celebración.
Abrazos
ah! la vida conyugal..jejeje, la extraño no te creas, pero tampoco la apuro, que llegue cuando tenga que ser.
Lo del blog, es difícil a veces que la pareja entienda lo que en el se escribe. Saludos! y dile que si eres famoso!!! que diablos!
Publicar un comentario