lunes, febrero 01, 2010

Mis labios ardientes

El Iván casi me mata ayer a la hora del almuerzo. Como habíamos salido en la noche, yo aún estaba trasnochado así que me quedé en la cama durmiendo un rato más mientras Iván preparaba el almuerzo.
Por lo general él siempre cocina y aveces se le ocurre hacer algunos inventos a la comida. Y esta vez no fue la excepción: preparó unos fideos con tuco, a lo que no encontró nada mejor que echarle medio ají verde. Me imagino que con la cocción el ají echo todo su jugo porque quedó ultra picante.
Yo no le hago mucho al picante, así que me llegaron a salir mis buenas lágrimas mientras comía y mis labios me pedían urgentemente un vaso de agua para refrescarlos... Pero en fin, de todas formas estaba rico y a pesar de las lágrimas que me salieron, me reí mucho mientras comí.

2 comentarios:

IGNACIORE dijo...

Pero que bueno que eres!
Gustavo no es tan tolerante.
Una vez se me ocurrió echar pimenton picante español (creo que le dicen paprika en otras partes) en la salsa roja de la pizza y Gustavo en protesta tomaba un vaso de jugo con cada bocado para demostrar que le quemaba la lengua!

Feñizio dijo...

Jajajaja.
Bueno, yo igual estuve tomando agua a cada rato, pero no fue realmente porque lo necesitaba.

Abrazos.