De regreso de Lima

Bueno, ya estamos de regreso después del viaje a Lima. De regreso al invierno… En Lima igual están en invierno, pero por favor, ¿qué invierno es ese con 20ºC? El clima es una maravilla.

Esta vez, viajamos con la Paola, así que arrendamos un departamento más grande. En realidad habíamos reservado uno con dos dormitorios y dos baños, pero al parecer lo tenían ocupado, así que nos pasaron uno de tres dormitorios. Un tremendo departamento, espacioso por todas partes y por US$70.00 más menos. Muy barato y ubicado en Miraflores nada más ni menos. Respecto a esto, la ubicación no pudo estar mejor, ya que Miraflores en un excelente barrio (o distrito), moderno, con comercio más que cerca, restoranes y a unas cuantas cuadras de la playa.

Fue toda una sorpresa conocer Lima ya que tenía otra concepción de la ciudad. Me la imaginaba muy antigua. Nada que ver, obviamente el centro histórico de Lima es antiguo (y precioso), pero en general, la ciudad es totalmente moderna. El sector de Miraflores tiene una costanera magnifica, y está ubicada en un acantilado. La playa (otra sorpresa porque no tenía idea que Lima tuviera) están abajo y se baja a través de un sistema de pasarelas y escalinatas. Existe un mall incrustado en el acantilado. Por la calle no se ve ya que el nivel de la calle es el nivel del techo, por decirlo de algún modo. Hay que bajar y ahí está con una vista al mar espectacular. Aquí fuimos varias veces a comer y a tomar café... Obvio que también de Shopping. Ah. tiene cines y sala de teatro. Alcanzamos a ver Drácula. Quedamos encantados con todo, bueno y es que aquí en Punta Arenas, vemos una obra una vez a las quinientas.

Pero lo más espectacular fue la comida y el pisco sour. Referente a la comida, creo que llegamos con algunos kilitos de más, y es que se come, de verdad, que muy rico. Y lo mejor es que en todas partes, desde el restaurant más sofisticado hasta la picada más barata, en todas partes cocinan delicioso. Probé carne de alpaca… riquísima. Me faltó el cebiche, pero ustedes saben que soy más carnívoro. Y el Pisco sour… definitivamente es peruano. Exquisito. A mí no me gusta, por lo menos el que se hace en chile no me gusta. Pero el que se hace allá es de verdad delicioso (y engañador). Será el pisco o los limones, no sé. Igual tomé harto el maracuyá sour. Más rico aún. Ah, hasta ahí no más me duró mi tratamiento de la gastritis, pero es que había que probarlo.

Hicimos un tour nocturno; hay varios, pero nos decidimos por este porque nos pareció más bonito. Nos llevó al centro histórico de lima, que visto con las luces, se veía hermoso. También conocimos la Iglesia de San Francisco, aquí igual nos guiaron y explicaron sobre los recintos y las cosas que había en ellos. La Iglesia es antiquísima (siglo XVI), con decir que tiene catacumbas. Impresionante, ahí con todos los huesos a la vista. Y tiene una biblioteca que en cuanto entré, me dio la impresión de estar en algún recinto del castillo de Harry Potter. Un lugar mágico, con 25.000 libros antiguos ordenados en repisas gigantes. Bellísimo.

Visitamos el Museo del oro, también recomendable, con una sección de objetos de guerra antiguos y de distintas partes del mundo, y otra con objetos de las culturas precolombinas de Perú.

De salir a bailar, eso no se pregunta. Conocimos dos discos de “la onda” que estaban en Miraflores; Downtown (dos pistas, una pachanga y otra electrónica), y Legendarys, esta última la que más me gustó porque es más pop. Me quedé con la ganas de conocer Nebula, una disco más alternativa, donde tocan cosas como new wave, synth pop, brit pop post punk, etc. No fuimos porque la noche que teníamos pensado ir, la Paola se enfermó, y a Iván y a mí nos saltó la duda si la disco era gay friendly.

Mención aparte sobre la gente. Muy amables, y sobre todo, muy educados… ojalá fuéramos así en chile.

Resumí harto, porque en realidad era para escribir bastante más, pero para que no quede esto tan largo, lo dejo acá. En resumen, me encantó Lima. Es para repetir el viaje de verdad.