De Urgencia

Pasé un fin de semana muy fome de abstinencia alcohólica total. Resulta que el miércoles en la noche me empezó a molestar una muela (en realidad el dolorcillo era indeterminado), pero no hice mayor alaraco del asunto, pero el jueves amanecí peor, con una inflamación del paladar y las encías (por dentro de la boca) y con mucho más dolor que el día anterior. Esto ya me había pasado hace un año y me duró un día, así que me aguanté nuevamente y no lo atendí. Incluso me hice de buen ánimo para salir a juntarme con los chicos y tomarme un Happy hour en un pub que nos gusta harto (debo decirles que estoy fanático del mojito cubano). En fin, hasta ahí todo relativamente bien, pero el viernes, el viernes el asunto ya fue fatal. Sentía que me apretaban las muelas, entre que me dolían los dientes y el paladar y hasta las amígdalas, una cosa muy extraña. No aguanté más y me fui de urgencia al dentista.

Le conté esta trágica historia al dentista y me revisó. El resultado un absceso gigante que había que sacar de inmediato. Ni les cuento cuánto me dolió el asunto. Me llegaron a salir unas cuantas lágrimas. Lo bueno fue que el dolor desapareció inmediatamente (y no producto de la anestesia porque no me pusieron).

Y bueno, la parte fome a la que me refiero en la empezada es que estoy con antibióticos por lo que lógicamente no puedo tomar alcohol. Y lo triste fue que el sábado, junto con Iván nos juntamos con la Pao y Marcos en el mismo pub del Happy hour. Me quedé con las ganas de tomar mojito… es que lo hacen tan ricos (les paso el dato que con albahaca queda espectacular). Iba a pedir un “ladrillo”, trago sin alcohol, pero era una mezcolanza de jugos que no me tincó para nada. Al final terminé tomando coca zero toda la noche.

Lo del dentista continua porque al parecer (hay que sacar una radiografía) tengo una muela mala que fue la responsable de todo este show. Vamos a ver que pasa.